UN ENCIERRO - UN MUNDO DIFERENTE PARA TODOS
Por: Moreta Marcia
Nadie sabe el otro mundo que tiene Quito. Un mundo donde
todas las personas buscan salir de su encierro. Un encierro que les tiene
atados a no realizar nada, no mirar nada, no pensar nada e incluso a no sentir
nada. En la calle principal Vicente Roca fuerte, se encuentra el Centro de Detención Provisional
de Quito (Hombres). Las personas se reúnen todos los martes y sábados desde las
seis de la mañana hasta las once del día dependiendo el bloque que les toca la
visita. La Policía ubica a las personas en una fila de acuerdo a como van
llegando, les dan turnos para su ingreso, a algunos mandan a sacar copias y a
otros les retiran las cedulas. Todas las personas corren como caballos
asustados ya que en ese instante todo es un tumulto y un caos.
Hay una señora en la esquina del CDP (Centro de Detención
Provisional), sentada en una silla de plástico color azul, la señora guarda
celulares, correas, gorras, cintillos entre otros objetos que son prohibidos de
ingresar al CDP. Varias personas se dirigen a la tienda del frente para dejar
sus objetos, en donde aprovechan para comprar pan, galletas, chocolates, bebidas.
En la calle principal hay varios puestos de ventas donde se encuentran
manzanas, peras, mangos, melón, sandía todo en una sola funda por un dólar. Ciertas
personas compran esos productos otras prefieren ir a comer un plato de guatita
que contiene arroz, huevo, mondongo, aguacate, lechuga y claro acompañado de un
buen café, todo esto antes de ir hacer una larga fila de espera.
El sol empieza a salir y las personas empiezan a
incomodarse. Un chico trigueño, alto, con zapatos verdes fosforescentes, pantalón
jean azul y camiseta negra, empieza a gritar -ya queremos entrar, habrán la
puerta-, utiliza palabras soeces para dirigirse a los policías, uno se acerca a
él y con un tolete le pega en el estómago, gritándole menciona (tu no mandas aquí,
aquí mando yo), este policía alto, piel obscura, ojos negros y su uniforme
verde con negro, utiliza unas botas negras que le llegan hasta las rodillas
lleva un tolete en su mano y una motorola en la mitad de su cintura. Las
personas que se encuentran a su alrededor asustados solo miran, como el chico
acostado en el piso cierra sus ojos, por su rostro caen dos lágrimas a lo mejor
serán de dolor o de rabia nadie sabe ya que solo miran.
Los guías en las puertas de ingreso al CDP empiezan
avisar a las personas que están en la fila -que van a pasar pero solo una
visita por preso-, para poder ingresar hay que presentar la copia de cedula y
el turno asignado al momento que llegaron. Andrea Rodríguez, guía penitenciaria
del CDP, 26 años de edad, blanca, ojos negros, vestida con uniforme azul, de un
metro sesenta y dos de alto, menciona
que las personas que ingresan al CDP, son aquellas que aún no tienen sentencia,
mientras que los sentenciados se encuentran en el penal, informa a las personas
que se descubran el brazo derecho porque se les pondrá un sello antes de
ingresar.
Carla Heredia, de 28 años visita a su padre, cuenta que -lleva
haciendo esta larga cola cinco meses, desde que su padre fue detenido con un
gramo de base de cocaína en el parque del El Ejido de la cuidad de Quito-.
Carla demuestra estar indignada porque los procesos judiciales no se aceleran.
Sin prestar atención a la conversación obtenida, Carla fija su mirada a una puerta negra con varios tubos, que divide
a los presos de sus familiares. Las personas empiezan a ingresar y los guías revisan todo el cuerpo de las personas, para
ver si ingresan algún objeto no permitido en su cuerpo.
A los hombres les hacen poner contra la pared con las
manos arriba, mientras que a las mujeres les meten en una carpa tapada para su revisión.
Hay que caminar por lo menos tres metros al fondo para llegar a una puerta
ploma pequeña, esta no pasara de un metro de alto para poder ingresar donde están
los presos. Es un callejón de cemento con paredes altas a ambos lados la pared
del lado derecho está dirigida hacia los presos y la del lado izquierdo es la
que se dirige a la calle donde más de 100 personas siguen haciendo cola para
poder ingresar. Miriam Hernández, de 27 años, no es precisamente la cantante
famosa, sino más bien es una mujer que se encuentra sentada en el piso con tres
costales uno de color verde, un rojo y un amarrillo, lleno de compras, ella
visita a su primo en el CDP, El chico está preso por ocasionar disturbios en el
estadio de Sangolquí- Quito, ella lleva mucho tiempo esperando en la cola,
menciona que su primo se encuentra con “narcotraficantes, ladrones, asesinos
hasta sicarios”. Miriam es la séptima
mujer en la fila que espera desde las seis de la mañana para poder ingresar al CDP.
Al entrar por esa puerta ploma se divisa a varios
hombres, algunos de ellos agarran el hombro de las visitas diciendo al oído -a donde
te llevo-, al mismo tiempo otro te coge del brazo y dice -te llevo yo-. En el
piso se ve a varios hombres que están con mujeres besándose en pleno patio, otros juegan con un balón viejo
esperando que alguien mencione su nombre, otros gritan a sus familiares que se
encentran en un balcón, parados en pleno patio saludan con mucha emoción en sus
rostros. Un chico que le apodan brother llora apegado a una de las grandes
paredes que lo rodean las causas nadie sabe porque nadie se acerca a él. Los guías
están parados por los techos como espantapájaros, mientras que los demás caminan
de lado a lado como guardias de seguridad viendo a los presos y a sus
familiares. Arriba de las pares hay alambre enrollado con picos de botella
rotos y unas casitas como las que utilizan los guardias de seguridad para su
protección, desde donde se puede divisar todos los pabellones de los presos.
A la distancia se encuentra Kevin, sentado en una grada
agachado la cabeza, vestía una camiseta roja, un pantalón negro y unas
sandalias, está detenido provisionalmente por narcotráfico. Carla Padilla, una
chica de 20 años, pequeña, color de ojos negros, cabello rojo, amiga de Kevin no puede creer como una
persona tan tranquila y trabajadora este presa injustamente, menciona que Kevin
trabajaba de albañil, nunca dio indicios de trabajara vendiendo droga.
Kevin Fuente, un chico de 25 años de edad, trigueño,
gordo, menciona que está preocupado porque su mujer y una amiga también están
presas, a él lo acusan de narcotráfico, duerme en un piso de cemento con una
cobija vieja, en el piso se encuentran ollas, comida, ropa de los presos más
antiguos, nadie le puede traer todo lo necesario ya que su familia vive en
Guayaquil, en su celda se encuentran dos camas en donde duerme con seis chicos,
todos detenidos por diferentes delitos. Kevin con lágrimas en su rostro dice
que tiene que pagar 120 dólares americanos para poder dormir en una cama. La
cárcel para el es un mundo nuevo, ya que tiene nuevos amigos a los cuales no
sabe cómo tratar, como hablar o como defenderse a un maltrato que solo se hace
evidente en las noches. Kevin espera que su abogado reúna todas las pruebas
necesarias para poderlo sacar de ese mundo al cual no sabe como llego y del
cual no pretende sobrevivir.
El Subteniente Andrés Córdoba, quien llevó a cabo el
operativo de Kevin Fuentes, su esposa y una amiga, se encuentra en el penal,
sentado en una silla negra a lado suyo un televisor y un escritorio, supo
relatar cómo sucedieron los hechos que llevaron a la captura de Kevin. Todo
aparentemente inicia con una llamada anónima en la cual informan que una pareja
de ciudadanos distribuían sustancias ilícitas en el sector de Santa Barbará al
sur de Quito. Empieza el operativo ubicando al taxi y una vivienda de una mujer
colombiana. “Siendo 07h30 de la mañana de
un inmueble salía una pareja de ciudadanos, los mismos que abordan un taxi y se
dirigen al barrio ex combatientes del 41 al domicilio de la señora de
ciudadanía colombiana quienes retiran una funda de color negro y entregan a un
vehículo. Con éstos antecedentes se ha solicitado el allanamiento e incautación
de los inmuebles, una vez con ésta orden se procede a observar a los tres
sujetos donde se embarcan en un taxi, a la altura del parque de los tubos
interceptaron el vehículo donde se observó una funda con una sustancia
presuntamente droga; por lo que se ha procedido a detener a los señores MORETA
PEREZ MYRIAM ELIZABETH, FUENTES FIGUEROA KEVIN EMILIO y DELGADO PELAEZ ROSA
ANGÉLICA, donde el Fiscal abalizó la detención de los ciudadanos, y posterior
se realizó el allanamiento a los inmuebles; el primero en el inmueble ubicado
en el Barrio Ex Combatientes del 41, donde específicamente se ha encontrado una
funda plástica con una sustancia amarilla presumiblemente droga; un paquete
tipo bloque conteniendo una sustancia vegetal verdosa compacta; en un
recipiente metálico con una sustancia amarillenta presumiblemente droga y en el
piso un bloque con una funda plástica, donde en su interior estaba una
sustancia presumiblemente droga; todo esto da un peso bruto total de 61.835
gramos de marihuana y 4 gramos de cocaína.- En el Barrio Eugenio Espejo se
encontró la cantidad de 3.920 dólares americanos donde es entregada en manos de
la hermana de la señora Moreta Pérez Myriam. Por encontrarnos dentro de las 24
horas de detención solicito se califique la flagrancia y la legalidad de la
detención”.
A una pregunta formulada que ¿Porque no fue detenido el
taxista? el subteniente menciona que el Señor Roberto Buenaño no pudo ser
detenido porque realizaba su carrera del día, es solamente un taxista, no se
encontraron evidencias que lo pudieran incriminar. Según Roberto “la funda no
era de él así que él no tenía nada que ver en ese asunto, se negó a dar más
versiones del caso.
Las investigaciones siguen. Mientras que Kevin Fuentes se encuentra en prisión
preventiva encerrado en la cárcel esperando una respuesta de la Jueza que lleva
su Juicio.
Las cárceles deberían ser un centro de rehabilitación, no
un centro donde todos los detenidos son mesclados sin razón alguna, el Estado Ecuatoriano
debería agilitar los procesos de investigación para que las personas privadas
de su libertad sean sentenciadas a una condena o por otro lado liberadas. Todos los presos en el CDP son
mesclados en una misma celda. La pregunta final sería ¿Hay una rehabilitación o
más bien existe un daño que se les realiza a las personas que ingresan a un
centro penitenciario?
FUENTES:
Kevin
Fuentes: No
pude obtener grabación porque no permiten el ingreso de grabadoras al CDP, a
pesar de eso pude constatar en las condiciones que se encuentra.
Andrea
Rodríguez: Guía
Penitenciaria del Centro de detención Provisional.
Carla
Padilla:
Amiga cercana de Kevin Fuentes.
Miriam
Hernández: Una
mujer que se encontraba afuera del CDP.
Carla
Heredia: Una
chica que esperaba en los últimos lugares de la fila para poder ingresar al
CDP.
Subteniente
Andrés Córdoba: Comando el
operativo.
Roberto
Buenaño:
Taxista que conducía el vehículo donde fueron capturados los detenidos.
Consejo
de la Judicatura: Función Judicial de Pichincha, Consulta de procesos. El
número de causa 2013-2994.
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