Por: Jessica Naveda
23/10/2013
¿Qué comen los animales del zoológico mientras
soportan el cautiverio? Ellos se alimentan de todo desde carnes hasta frutas,
esto ya depende del paladar que posee cada “comensal”.
Hay animales
que comen frutas como sandías, mangos, plátanos y por supuesto tienen que estar
frescas dichas frutas. El oso de anteojos llamado así antiguamente porque tiene
una máscara amarilla en forma de anteojos alrededor de los ojos, goza de una
dieta a base de frutas. Los del Zoológico son comensales exigentes. Al
oso de anteojos, por ejemplo, le dan miel de abeja, carne de caballo o burro en
pocas cantidades, nos comenta Katy Álvarez guía del zoológico.
El menú incluye carne fresca para los felinos,
insectos para las ranas, pescado para las tortugas mordedoras, frutas y
semillas para las aves y monos. Pero hay excepciones. No a todos les gusta su
comida fresca - los cóndores, por ejemplo, comen carroña.
Comer manjares
exquisitos quizá es la manera que tienen los animales para soportar el
cautiverio. Darles una comida nutritiva y que sepa a gloria es una forma de
compensarles el hecho de ser objetos destinados al placer ajeno.
De cada uno de los gustos alimenticios de los
animales se encargan cinco ayudantes de cocina. Trabajan para una multitud.
Deben preparar alimentos para más de 50 especies. La mayoría de los animales se
alimentan temprano, los ayudantes de cocina madrugan.
Los platos de los animales tienen que estar
limpios. Las sirven en un mesón circular en la que los ayudantes de cocina, de
pie, trabajan. Ahí pican frutas y vegetales, proporcionan carnes que se sirven
crudas. Cada dieta está medida. Tantos gramos de uvas, tantos de mango, tantos
de pollo. A los animales hay que alimentarlos bien pero jamás en exceso, no
vaya a ser que se empachen.
Las serpientes, en cambio, se alimentan cada 10
ó 15 días y solo de comida viva, cuerpos con la sangre aún caliente: roedores.
Una presa muerta, por más hambre que tengan, no se la comen. En el Zoológico
crían ratas para dárselas. Es un ritual que se hace temprano, antes de que se
abran las puertas al público.
El Zoológico no es circo. Aunque queremos ver
actos circenses, la serpiente atacando tras el vidrio que nos divide, el león
saltando con su rugido de espanto, las garras del jaguar amenazante sobre la
reja, en el zoológico los animales, por lo regular, duermen, descansan, no nos
miran como presas gracias a eso que llama calidad de vida. La tranquilidad de los
animales es también seguridad para los 41 trabajadores del zoológico, las 280.000 personas que en promedio, al año, vienen.
Los leones son
un poco más complejos de alimentar. Las puertas de su escenario de exhibición
se abren, ellos pasan por túneles hasta unas jaulas. Terminan de comer y salen
nuevamente a su mini parque.
Que un león ruja a medio metro te aturde,
saltas asustado. El corazón se agita, el miedo aparece, no importa que se
encuentre detrás de una reja. La mirada de los felinos también es brutal. Si lo
miras a los ojos, el león no come. Se concentra en ti, muestra sus colmillos,
te hace saber que él es el rey, tú un visitante molesto, hasta que
inevitablemente volteas la cabeza.
Disfrutan de su
almuerzo como si fuera lo último que comerán. El león se come siete kilos de
carne de caballo. Entre todos los felinos del parque se comen 110 kilos de
carne todos los días, casi un caballo entero cada 48 horas.
La carne es lo
único que no se compra en el mercado del Zoológico. Los caballos los donan para
sacrificarlos. Vienen de fincas. Caballos ancianos, enfermos, accidentados. En
el Zoológico también los alimentan, los recuperan, les garantizan una vida
tranquila en sus últimos días.
La muerte de un
animal es uno de los asuntos más
difíciles en el Zoológico. Con los animales se establece un vínculo afectivo
fuerte. Quizá uno más genuino que el que se establece con una mascota. Los
animales que mueren en el Zoológico se creman. Y no les interesa disecar a los
animales que mueren. Sería muy macabro verlos como piedras.
Cerca de las
otras tortugas galápagos se observa una esfinge en honor al solitario George,
aunque un poco exagerada en su tamaño.
El zoológico
surgió con animales del antiguo Zoológico Militar, entre ellos, una pareja de
leones recuperados de un circo, un jaguar, galápagos y osos de anteojos como
Pablo, dice Katy Álvarez.
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