Memoria
El recuerdo es una construcción
histórica, hecha a partir de intereses, a base de ideas, a partir de objetivos.
No es espontánea, por lo tanto, está fijada política como socialmente.
En el marco de una situación
político cultural, la situación del
Ecuador en los años treinta en Quito, estuvo enmarcada por la crisis del Estado
liberal, construido por la revolución liberal y continuada luego por todos los
estados liberales, que tuvieron una presencia mayor hasta el año de 1925.
Documentos del FONSAL señalan: “en
el caso de la memoria de Quito, esta será revitalizada en los años treinta, de otro lado, se irrumpió el proyecto juliano que
interpelaba al proyecto liberal, desde una perspectiva mucho más social,
reformista.
“Otro elemento que cabe señalar es
la emergencia de un conjunto de nuevas ideas, que entre los ilustrados quiteños,
socialistas, comunistas y en Guayaquil, anarquistas, socialistas y comunistas,
que se empezaba a desarrollar”, Indica Fernando López, profesor de Historia de
la Universidad Central del Ecuador.
“Estas ideas llamaron al
consenso, cambiaron y modificaron la concepción de la sociedad y del
conocimiento. Contribuyó notablemente en las ideas de ver al arte, la narrativa,
y obviamente, la historia”, señala el escritor, Diego Velasco.
En ese marco, en Quito, un
sector de las élites que controlaba el cabildo de la ciudad, se abocó en construir
un referente de hispanidad. “La hispanidad aparece en el eje de lo que sería la
identidad de Quito”, señala Fernando López Romero, profesor de Historia de la
Universidad Central del Ecuador.
En ese referente de hispanidad,
la fundación de Quito, es tomada como el hecho, antes de y después de, considerada
un punto de partida. Esa fundación o “fundición” -como entre risas de picardía
y desazón lo advierte- Diego Velasco, escritor y académico universitario.
Un grupo de mujeres del barrio
del calzado opinan. “Quito ciudad de la que no se desconoce esos antecedentes
indígenas, pero que ya están superados por la cultura hispánica. Serían condiciones,
en la cual la ciudad se construirá desde entonces”.
Estudiantes universitarios de la
FACSO afirman: “Ese sector de la élite que controlaba el Municipio de Quito en
esos años, construye ese referente de la hispanidad, del mestizaje, una
reivindicación de España, como la madre, como el origen fundamental de nuestra
cultura mestiza, y eso se expresó a través de políticas de memoria; lugares
como el centro histórico, sus iglesias y monumentos, se transformaron en esos
sitios de la memoria”.
Las fechas de la memoria fueron
parte sustancial de las políticas del pasado, así lo fue entonces, la fecha de
fundación de Quito, que es el 6 de diciembre 1534. En los años 40 y 50, ese
esfuerzo de construir una identidad hispana se mantuvo, pero sin la misma fuerza que en sus inicios, los años
30.
“Desde entonces se mantuvo como
política del Municipio. Y repunto mucho más con la creación de la fiesta de
Quito, que data entre los años de 1959 y 1960, como un referente del cabildo
quiteño”, comenta, Luis Alfredo Zapata, trabajador del municipio en los años
50.
“Al construirse la fiesta de
Quito, se montan espacios donde se ponen de manifiestonuestros referentes en cuanto
a tradición; la serenata en el mundo barrial, y la corrida de toros, fiel a la
hispanidad, espacio auspiciado por las élites, y consagrada además a Jesús del
gran poder, en su opinión, “símbolo religioso que adquiere muchísima fuerza en
los años 60”.
David Carrera, estudiante de la
facultad de Artes de la UCE, afirma: “Como imagen de la ciudad martirizada y
que coquetea con la moralidad de las beatas falsas. Condenados a repetir y a
celebrar las masacres”.
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Hace 20 años hubo un debate, en
el cual se puso en la palestra el día de fundación de la ciudad, se lo planteó
a través de una iniciativa de Rafael Quintero, cambiar la fecha al 1 de
diciembre, fecha de la resistencia quiteña.
Víctor Pillalaza, estudiante de la FACSO, comenta, “festejamos
una fiesta que no es nuestra, un dolor arraigado que a terminado como sufrimiento,
así como lo es el olvido”.
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Los papeles han cambiado a lo
largo de esta interminable historia quiteña. Los hechos, actores, lugares
siguen perdidos y buscando caminos de salida para no caer en desgracia, la
única salida que tenemos a este mal sin duda alguna es la memoria transmitida.
La tradición es una fuente de
memoria, el recuerdo está sujeto a quién lo rememora y quién lo olvida, las
fiesta de la ciudad son el fruto de un proceso de intereses, en los cuales que
ha dejado de lado el verdadero sentido de nuestra historia, no hay nada que
festejar.
Bibliografía
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Eduardo: Patas arriba la escuela del mundo al revés, Montevideo,
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Fuentes
consultadas
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David Jácome, estudiante del colegio Nacional Mejía.
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Diego Velasco, escritor
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Lic.
Fernando López, historiador.
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Luis
Alfredo Zapata juna, ex trabajador del municipio, años 50.
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Señoras
del comité barrial sector el calzado
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Patricia
Jácome.
o
Elizabeth
Narváez.
o
Viviana
Ruiz.
·
Víctor
Pillalaza, estudiante Facultad de Comunicación
Social.
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