MANOS MORBOSAS EN EL CORREDOR
Por: Angeline
Chicaiza
Mayra Carrillo mujer delgada, de estatura mediana, ojos negros y piel
blanca, como todos los días toma el Corredor Sur Occidental que la lleva hacia
su casa después de un ajetreado día de universidad. Son casi las siete y media
de la noche cuando logra subirse a un bus, a medida en que el viaje transcurre
el bus se llena de tal manera que todas las personas que permanecen en el transporte
se encuentran apiñadas. Mientras Mayra se encuentra parada a lado de un asiento
ubicado al fondo del bus, un hombre que llevaba poco tiempo a su lado se da la
vuelta y se ubica detrás de ella. Empieza a rosarla. Mayra puede sentir sus
partes íntimas, se siente extraña, trata de evadir la situación, coloca su
bolso como escudo. El hombre trata de arrimarse a ella. Al ver la posición
firme de Mayra recurre a otra mujer que estaba en otro lugar, y así repite la
historia.
“Al ver esta situación en lo único
que pensaba es que tal vez, era imaginación mía, pero luego de unos momentos me
di cuenta que este tipo era un morboso, ya que más adelante en el recorrido, a
otra chica le hizo lo mismo, porque esta chica se subió con falda. Desde
entonces me da miedo irme en el corredor, porque ya tengo desconfianza” aseguró
Mayra.
Las mujeres en el transporte público son violentadas de una manera voraz.
No hay mujer en Quito que no haya vivido alguna experiencia incómoda en el
mismo. Según una encuesta realizada en el 2011 en las administraciones Quitumbe
y Eloy Alfaro, el 68,4% de mujeres manifestó que había sufrido alguna vez acoso
sexual. El 17% de estas denuncias se generaron en las calles, transporte o
algún otro tipo de espacio público.
En el Ecuador el machismo sigue presente en muchos de los hogares, los
hombres aún creen que la mujer les pertenece y que tienen el derecho de
maltratarlas por la creencia de que estas son inferiores a él. No se propaga
una cultura de respeto hacia la mujer, en el que una chica como Mayra o como
tantas otras pueda salir a las calles, y utilizar un transporte público sin
tener siempre esa sensación de sentirse acosada, sólo por una mirada o por una
acción. Si alguien, si alguna persona decidiera recoger los testimonios de las
mujeres que son usuarias de corredor no solo se encontraría con historias como
la de Mayra, sino también como la de Pamela Zambrano, de veinticinco años.
- “Salí de mi casa en dirección a
la universidad, me senté en un asiento cerca de la puerta para salir del bus y
más o menos cerca de Chillogallo el bus empezó a llenarse, allí subió un señor
vestido con un traje formal y una carpeta en su mano, se paró a mi lado,
trataba de pegarse lo más que podía hacia mí, yo ese día me fui con una blusa
escotada, entonces el señor con la carpeta en su mano, intentó tocarme los
senos.
Yo puse mi maleta delante de mis
pechos para que no me toque, pero a veces el bus frenaba de golpe y el señor
era como si a propósito se botara encima de mí, entonces a mí me molestó esa
situación y a parte de mi bolso puse mi brazo para que no me tocara, pero el
señor seguía con esa intención de quererme tocar e incluso sentía que me estaba
mirando. Era bastante incómodo, pero ya hubo un momento en el que ya no soporté
y le dije, que se alejara y se haga un lado”.
A pesar de que estas historias son más frecuentes en mujeres, también hay
ocasiones en las cuales el protagonista es un hombre. Francisco, de 25 años,
cabello negro, tez trigueña, ojos negros y contextura gruesa toma el recorrido
que lo lleve a su domicilio, en el transcurso del viaje se sube una mujer mayor
de unos cuarenta años de edad, se para junto a él, y en un instante lo toca en
sus partes íntimas a mano llena, lo mira, se ríe y se baja.
En
Quito según la encuesta realizada en el 2011 para la campaña “Quiero andar
tranquila: calles sin acoso”, hay 1 550 380 mujeres en el distrito
Metropolitano de Quito, más del 50% de la población. El 44% de las encuestadas
han sufrido algún tipo de acoso sexual en espacios públicos.
RESULTADOS
·
Entre el miedo a sufrir acoso y las miradas
morbosas hacia las mujeres las cifras reportan un 60%.
·
Casi la mitad de las mujeres encuestadas (46%)
responden que algún morboso se arrimó a ellas con intenciones sexuales
·
En dónde se detecta mayor incidencia de la
violencia sexual callejera: Trolebús (55%)
Marcelo Negrete de veinticinco años dice: “creo que más allá del acoso, hay un tema mucho mayor que es el tema del
transporte público, la gente no tiene dignidad ni para irse a su casa, es por
esto que muchos se aprovechan, y no sólo a mujeres sino también a hombres, vos
estás ahí parado y viene un man y se pone atrás tuyo, y en serio te puntean y
vos te pones así como de lado, si hay casos, pero en mayor porcentaje es a las
mujeres”.
¿Cómo puede una mujer circular tranquila por las calles de Quito si
mientras camina siente las miradas morbosas, escucha los piropos insultantes a
su dignidad y para aumentar con este calvario tiene que soportar las manos
abusivas y los toqueteos mal intencionados en el corredor? Pregunta aun sin
respuesta, el cambio se debe dar desde la cultura ciudadana. La agresión, debe
parar. Este 25 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Lucha Contra la
Violencia de Género, pero más seguro sea que aun ese día las mujeres sufran un
acoso más.
“Antes cogía este bus, un hombre
intento tocarme la parte de atrás, y me asusté mucho, desde allí ya no cojo más
el corredor”, asegura Jaqueline delgado de 21 años.
FUENTE:
1. http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/genero-tres-iniciativas-en-contra-de-la-violencia-562383.html
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