Carolaine
una mirada triste
Por: Iván Estévez
Por: Iván Estévez
“Carolaine”, una joven nacida el
21 de enero de 1983, actualmente tiene 30 años, oriunda de la provincia de
Manabí. Es una mujer esbelta, ojos claros, cabello rubio, y mirada nostálgica.
“ingrese a esta vida hace 15 años porque no tenía otra forma de subsistencia, el
dolor, el hambre, el maltrato me indujeron a esto. Además mis hermanos pequeños me necesitaban
porque en donde vivíamos mi padrastro nos maltrataba”. Un señor de
aproximadamente 50 años, alto, gordo,
alcohólico, bravucón, y abusivo, es como describe Carolaine a Jaime Zambrano,
el padrastro. Abusaba demasiado y nos maltrataba a mis hermanos y a mí, siempre
con palo en mamo. Incluso varias veces sin que mi madre se diera cuenta quería toparme la vagina. Cuando le converse a mi madre lo que estaba
pasando no me creyó.
Una noche, luego de una buena
paliza sin razón, cayó una tempestad, me sentí tan indignada de tanto maltrato,
y más aún porque quien me trajo al mundo no hizo nada por ayudarme. Decidí
salir de mi tierra Manabí cuando tenía 14 años pero estaba por cumplir los 15,
el lugar específicamente es una ciudadela llamada El Caran en donde se mira
mucha pobreza, lodo, lluvia, mosquitos, casuchitas, viejas.
Pero después de todo viajé a Quito. Cuando llegué a esta
ciudad mi amiga de escuela Eva Moreira que había llegado poco antes que mí, me
ayudó. Eva me contactó con su tía Carmelina quien me dio viendo un trabajo
puertas adentro en una casa al norte de la capital, el barrio tiene el nombre
de “Carcelén Alto”.
En esa casa había mucha
comodidad, eran los cuartos inmensos, la cocina muy lujosa, había un cuarto de
estudio y muchas cosas más… Carolaine sonriendo dice: “como la canción”. En
cuanto entre doña Julia la dueña de la casa me trató de lo mejor, pero conforme
pasaban los días el ambiente y el trato hacia mi cambio. Ese castillo de cuento
de hadas se convirtió en una pesadilla, el por qué, porque los hijos de mis
patrones me proponían sexo, recuerdo que me decían “mamacita aquí está tu
macho”. Pero un día me cansé de todo eso y renuncié pensando encontrar una
mejor opción de empleo, una mejor calidad de vida, progresar, seguir
estudiando, pero todo fue un sueño.
Tomar libremente decisiones que
afecten su vida: por ejemplo, su trabajo, el número y el esparcimiento de sus
hijos, sus estudios, el uso de su tiempo libre. Es un artículo que consta en el
derecho de la mujer.
Un día viernes del mes de enero,
del año 1998 salí de esa casa. Fui enseguida donde la tía de mi amiga creyendo
que me iba abrir las puertas de su hogar para poder dormir aquella noche, ella
se hizo negar. No teniendo donde ir
camine hasta la parada de la Marín para ahí ver si alguien me ayudaba con
dinero y podía salvar la noche, pero en ese instante apareció un chico muy
apuesto de nombre “Marlon”; delgado, blanco, ropa fina, cabello ondulado, y muy
educado. Me dijo: ¿Qué te pasa? Yo le respondí que no tenia donde pasar la
noche, me empezó a hacer la conversa y luego me dijo que él me llevaría a un
lugar donde voy a tener dinero, comida y voy a poder viajar, dijo que tenía 28
años de edad y que era quiteño. Ya estando en el lugar empezó otra pesadilla.
Esa noche el me presentó varias
personas en un lugar cercano al barrio 24 de Mayo, entre la calle Loja y la
otra calle no recuerdo y me dieron de beber a pesar que yo no quería, no recuerdo
más. Amanecí sin ropa junto a mí un hombre de edad avanzada entre los 55 a 60
años, me levante, fui al baño y lloré, quise salir del lugar pero no me
dejaron.
Me obligaron a prostituirme y me
amenazaron. Así empezó mi vida en este oficio lleno de dolor, peleas muchas
veces drogas y la explotación tanto del dueño del sitio como del “chulo”, que
se tiene para poder tener algo de seguridad. Cada día aumenta este oficio tanto
legalmente como ilícitamente, nadie hace nada por velar por nuestros intereses
o mejorar nuestras condiciones de vida.
Carolaine es una muy buena
persona la conozco desde niña, alegre, extrovertida, con ganas de vivir,
comedida. Nunca se ha negado hacer un favor a sus amigos o amigas. Pero en su
rostro siempre se puede ver tristeza, es lo que dice su amiga Eva.
Todas las noches llego a las
19:00 horas al lugar que está ubicado en las calles Bolivia y América, y dijo:
“es hora de cambiar de careta”. El lugar se llama “Los griles”, los clientes
dicen es el mejor, pero para mí es el peor, porque ahí estoy yo.
Me toca soportar borrachos, malos
olores al momento de estar con esas personas, manoseos aun sin haber pagado por
acostarse conmigo, la explotación salarial, malas noches, y muchas cosas más
desagradables es donde me toca pasar noche tras noche.
Según “La tesis sobre la
prostitución”, de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede en Quito-Ecuador
(2012), existen casos extremos como el del archivo de la intendencia de
Pichincha, donde se ha destruido la documentación antigua y con ello la
posibilidad de analizar otras facetas de las prostitutas.
Ella es una joven muy bella,
triste, muchas veces es explosiva, pero lo que sí hay que recordar es que tiene
clientela, “entra y sale”, no hay día que se haga menos de 12 puntos, ella lleva
trabajando cerca de dos años, viene trabaja se le da los beneficios y no se le
perjudica en nada dice el dueño del local Julay, es con el nombre con el que se
quiso denominarse.
A ellos solo les importa sacar
dinero y más dinero, hubo una vez que no trabaje como una semana porque estaba
con una fuerte gripe y le pedí prestado 100 dólares, pero se negó, dijo: “no,
que te has creído encima que estas de vaga en la casa quiere plata”. Son unos
explotadores en cuanto encuentran su gallinita de los huevos de oro no la
quieren soltar.
Mi amiga si ha sufrido mucho, se
le han cerrado las puertas una y otra vez. Cuando parece ser que ya va a salir
de esa vida, siempre hay algo o alguien que le hace caer y meter luego las
cuatro. Hay veces que quiero ayudarle pero no tengo el dinero necesario para
hacerlo dice Vivi su amiga de trabajo.
Ya cuando llega las doce de la
madrugada estoy muy cansada y solo quiero irme a casa. El dinero ya no es para
mí lo más importante, lo único que quiero es salir de esta vida. Ya estoy
cansada, ver todos los días lo mismo y lo mismo, borrachos abusivos, escuchar
groserías, tanta vaina es lo que me ha hecho pensar mucho en dejar esto atrás.
El Cabo Edgar Salazar de la UPC
del sector centro-norte de la ciudad de Quito dice que el caso de Carolaine “es
el pan nuestro de cada día”, cada vez se observa a mujeres de menor edad que
ingresan a estos lugares, y lo peor es que uno no puede hacer nada porque las
altas autoridades dan los permisos necesarios.
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