domingo, 19 de enero de 2014

luchito, una historia de vida




UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL
PERIODSIMO II

NOMBRE ALFREDO BALLA
SEMESTRE: QUINTO “A”
Es lunes, 21 de octubre de 2013, Quito un día de un sol ardiente, el cielo está muy despejado, parece que San Pedro, está de vacaciones, la posibilidad de lluvia es mínima, pero se sabe que con el clima de Quito no se puede predecir.
Después de salir sin comprar  lo que necesitaba en el centro comercial  Mall “El Jardin” decido caminar hasta el CCI (centro comercial Iñaquito).   Al momento que  estoy cruzando la intersección de la calle Amazonas  y República, en la parada intermedia reconozco a un personaje  muy peculiar sentada en la vereda, yo le reconozco  a igual que él, teníamos una amistad de anteaño porque un tiempo vivía en mi antiguo barrio de San Roque.
 -Hola Luchito, digo
-El me da la mano.
Yo le digo ¿como estas?
-El responde alzando el pulgar  responde que está bien.
Solo minuto más tarde llega una persona joven aproximado de  unos dieciocho años con una cola grande   y acompañado de panes como todo los días. Luchito ya esta dice, y en cuestión de minutos la señora de los periódicos  comienza repartir.
Alrededor  del semáforo de la República comienza  el tráfico como todos los días, es cerca del medio día   el ruido de los carros, mas el pitazo de los agentes de tránsito que tratan de combatir, y más  el  pito de los carros,  que ensordece a los transeúntes  que caminan  por aquel lugar.
Luchito después de  tomar como refrigerio una cola con pan toma su letrero que dice “por favor  una ayuda  para esta persona minusválida gracias” y se tiende  en el pecho y comienza caminar lentamente  hacia la mitad del semáforo, ya en medio de los carros comienza recibir las colaboraciones de la gente voluntaria.
Al   llegar   las dos de la tarde, la señora Gabriela  vendedora de caramelos, con quien vive actualmente, dice vamos a comer  Luchito, él  con la mano indica vamos.  A igual que él, la señora María, vendedora  de frutas aprovechando la ausencia de carros decide  ir almorzar.
Ella en medio del almuerzo nos menciona, que conoce cerca de veinte años, nos cuenta  que antes de pedir en los semáforos, solía  andar  pidiendo por el Centro  Histórico, precisamente  en la subida de la calle Chile. Le preguntamos  acerca de la familia, la señora de las frutas nos respondió que no sabía mucho recuerda que una ocasión hace mas de unos seis o siete años, vino a preguntar por aquí, una persona  que decía ser hermano, dice que era muy elegante  como una  persona que trabajara en la oficina.A su vez le preguntamos  que  hacía con el dinero que recoge todo los días, nos responde  en voz baja, ni sabe joven  la plata que  le da se aprovecha  la persona que está viviendo  con él, ahora se coge toda la plata  la señora que vende Caramelos . Doña María  al ver que bajan  del almuerzo decide callar y  no contar nada más.
Luchito  después del almuerzo,  otra vez   comienza pedir alguna colaboración a los carros. Solo minutos más tarde, al ver que no hay muchos carros  se sienta peligrosamente  al filo de la vereda,  y toma una pequeña siesta.  Su rostro se puede  percibir  de  como un niño frágil, su nariz es gruesa,  de ojos vivaces, lleva un chaleco de color naranja que deja descubierto sus brazos escuálidos y un pantalón jean cortado las bastas como una bermuda su cabello es  castaño. Calza unas zapatillas  azules  gastadas en las puntas que, en conjunto  con el resto  de su atuendo, le confiere  a un mendigo de la calle.
Un joven que se dedica a vender  los cargadores  y accesorios para celulares para los semáforos dice Luchito levántate cuidado los carros. El nos manifiesta que es una persona muy buena gente y acolitador, le preguntamos de su discapacidad, nos manifestó que no es un problemas ni para él ni para nosotros que le conocemos porque le entendemos casi todo lo que nos quiere decir y que conoce hace mucho tiempo, le preguntamos donde vive nos dice que vive por la Ferroviaria, un barrio al suroriente de Quito con la señora Gabriela. Esta última con olor a perfume barato se acerca donde Luchito y dice levántate ya es tarde trabaja para la comida. AL poco tiempo de estirarse se levanta y comienza a pedir  a los carros, él como fuera una especie  de peaje  comienza recibir las colaboraciones de los autos. Pasa el tiempo es cerca de las seis con el bolsillo lleno de monedas se retira de los autos.
Después de cambiar la ropa de trabajo por una ropa más  caliente para el frio se despido  de todos los vendedores que queda, junto  a la  señora de los caramelos se retira a su lugar de residencia. Afortunadamente  para él fue un día productivo se retira con una cara de mucha felicidad y conformidad.

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