domingo, 19 de enero de 2014

¡CHUTA PAGA!

¡CHUTA PAGA!
POR: ALEJANDRO ROMERO
 Contar los días se ha vuelto uno de los pasatiempos para los ex trabajadores de Cerveceria Nacional. Tomás, como muchos de ellos, reclama por sus derechos como trabajador de recibir sus utilidades, el codigo penal se ha vuelto su biblia, y el parque el arbolito a las afueras de la corte constitucional su martirio cotidiano. Hace tiempo que la justicia no les ha dado la cara, las horas de la madrugada pasan entre frio y el sonido del trafico quiteño, que se empieza a intensificar, un poco de café, agua de cedron o panela ayuda a no morir del temible soroche. La mañana se hace presente y al despertar es el mismo panorama de seimpre la bulla de los buses y de la ecovia, el smog que ha teñido sus banderas de un gris desalentador, la gente pasa, mira y continua su camino, es tiempo de poner un poco de múisca la medicina del alma, un cigarrillo y la paciencia. Algunos duermen aún, pero en la tarde se turnaran para salir de la carpa y hacer de su protesta pacifica, un poco llamativa, y hacerla también valiente, pues saben perfectamente que es un imperio contra lo que luchan. La Carpa es un lugar grande, hecho artesanalmente con un pliego gigante de plastico negro donde alcanzan los 5 o 6 ex trabajadores que se turnan para mantener el planton. Tomás cree que la justicia no debe tardar, y espera paciente mientras conversa con sus colegas de sus vivencias despues de su despido, conversan y conversan mucho, conversan para no decaer, conversan para esperar, conversan para no morir de pie. Los funcionarios de la Corte Constitucional hacen su arrivo y ni se inmutan por su presencia, ha pasado tanto tiempo que lo que en verdad les causaría sorpresa sería no volverlos a ver. Si la tarde es tranquila, la baraja se reparte y Augusto hace de las suyas en el 40 en el que se aceptan las apuestas, que van desde las colas, hasta las mismas utilidades.
Sus miradas se pierden por un momento de la realidad para prestarle atencion al popular juego del 40 del cual ya son expertos.  En las afueras de la Corte constitucional de Justicia se respira lucha, una lucha que se ha prolongado más de lo que sus fatigadas sonrisas lo demuestran, más de lo que sus inquitas miradas podrían decir. “Lo que nosotros exigimos es el pago de nuestras utilidades como lo dice la ley y que la Cervecería Nacional nunca nos pago, eso nada más” me dice Tomas Illescas un representante de la los ex trabajadores quien afirma que su lucha no tiene descanso “Hemos estado aquí 250 días y hemos visto irse y posesionarse nuevas autoridades que han pasado y no han hecho nada, exigimos justicia”. Sus banderas están llenas de reclamos, llenas del espíritu del que se esfuerza a diario para conseguir alimento para su familia. La vida del obrero ecuatoriano se resume en esta lucha, los grandes y poderosos siempre tendrán la sartén por el mango, y descubrir esta verdad debe ser, y de seguro lo es, una de las situaciones más frustrantes en la vida, y más aún cuando ya se dicto sentencia y nada se ha hecho aún.
Se puede ver en ellos un espíritu joven, a pesar de sus canas. Muchos enfermos, muchos hartos otros no tanto, su día se pierde entre la oscuridad de un parque que los acogido sin reproches hasta ahora, la naturaleza cumple su función de madre, más las autoridades municipales han ordenado su desalojo por ocupación del espacio público, aparentemente con el argumento de que han ocasionado desordenes en la vía pública, lo que resulta irónico, pues nunca entendí la manera en la que el 40, la música o unas pancartas podrían afectar a los quiteños pues al parecer ni se inmutaban al pasar.
El desalojo fue como no podía ser de otra manera con mucha alevosía, reclamos iban y venían, y se perdían entre empujones y destrozos.
No podría seguir describiendo la escena deplorable del desalojo, no por lo injusto o triste que pudo llegar a ser, si no porque no cabe en mi conciencia de ser humano la forma tan absurda de tratar la justicia en este país y en el mundo, donde lo fácil depende del dinero que poseas y de cuantos jueces puedes comprar con él, mientras que la lucha es insignificante para las autoridades y los ciudadanos. Las noches se vuelven más oscuras mientras que mi obligado transitar por el parque, para llegar a mi casa, me recuerda que allí hubo lucha, resistencia e injusticia. Los finales felices los guardamos para los dueños de las grandes empresas, lo que nos queda a nosotros es esperar el final de este gran dilema de miradas, gritos, desalojos, y banderas grises.
Fuentes:
 Ex trabajadores de Cervecería Nacional



No hay comentarios:

Publicar un comentario